El pasado mes de Agosto se publicó el primer Estudio Adecco Jóvenes y Empleo: sus sueños y sus expectativas, realizado a partir de una encuesta a cerca de 10.000 personas de entre 18 y 30 años en más de una docena de países, entre ellos 1.000 españoles.
La encuesta indaga sobre el grado de confianza de los jóvenes para conseguir un empleo y los elementos que, en su opinión, contribuyen a mejorar las posibilidades de lograrlo. Aunque en general los resultados de la muestra española siguen la media de todos los países, surgen algunas diferencias que bien merecen un comentario.
El 67% de los encuestados españoles considera que cuenta con las habilidades y competencias adecuadas
Los jóvenes españoles se decantan por considerar, en mayor porcentaje que el resto, la experiencia laboral como el factor más importante a la hora de conseguir un trabajo y relativizan a menos de la mitad el papel que juega la formación en ello.
Por lo que se refiere a las habilidades, resulta significativamente menor el porcentaje de los que entienden que mejorar sus capacidades comunicativas, para trabajar en equipo o de solución de problemas, elevaría sus posibilidades de hacerse con un empleo. Quizás sea así porque el 67% de los encuestados españoles considera que ya cuenta con las habilidades y competencias adecuadas.
Por el contrario es superior a la media de todos los países el porcentaje que piensa que le sería útil tener un mejor conocimiento de idiomas y de las herramientas digitales. Resulta paradójico constatar que un alto porcentaje de la denominada generación mejor preparada de la historia, en gran medida por su familiaridad con las nuevas tecnologías y haber dispuesto de oportunidades para aprender idiomas que no tuvieron sus padres, se ve insuficientemente capacitada en estos temas.
Desde que empecé mi andadura profesional en el ámbito de los recursos humanos me ha llamado la atención que, cuándo se pregunta a los trabajadores de una empresa qué necesitarían en materia de formación para mejorar en el desempeño de sus funciones, las respuestas se han limitado casi siempre a dos áreas: inglés e informática.
En el resto de habilidades se consideran suficientemente capacitados. Otra cosa son los demás; como en este tipo de análisis se suele preguntar sobre necesidades que observan en puestos relacionados –de jefes y colaboradores-, es frecuente escuchar: mi jefe sí que necesitaría un cursito de liderazgo y algo de comunicación y a mis subordinados no les vendría mal lo de trabajo en equipo. Anécdotas aparte, el reciente estudio de Adecco viene a confirmar que poco o nada ha cambiado con el paso del tiempo.
En otra entrada de este mismo blog hay un artículo titulado Comunicación y Dirección que hace referencia a un estudio realizado por el Graduate Management Admission Council (GMAC) -asociación que agrupa a las principales escuelas de negocio en todo el mundo- entre alumnos y responsables de selección de diferentes empresas, en el que se les pedía que ordenasen una serie de conocimientos y habilidades según su influencia en el éxito a largo plazo de un directivo.
Las opciones abarcaban un gran número de materias entre las que se encontraban el análisis sectorial, los conocimientos financieros o de negocio internacional, junto con habilidades como el liderazgo, la creación de equipos o la capacidad para gestionar cambios. Curiosamente fueron las habilidades -y especialmente las de comunicación– las que se colocaron en los primeros lugares, muy por delante de los conocimientos.
Aunque los jóvenes piensen que la experiencia es el factor más relevante, no lo son menos las habilidades
La combinación de resultados de las encuestas de Adecco y del GMAC pone de manifiesto lo equivocados que están los jóvenes españoles respecto a los elementos que pueden ayudarles a labrarse un futuro exitoso en el mundo laboral. En su descargo hay que decir que sus mayores siempre han pensado que ellos también ya eran competentes en materia de habilidades y que las Universidades y Escuelas en las que han cursado sus estudios priorizan los conocimientos en detrimento de las habilidades necesarias para aplicarlos. Por eso las empresas tratan de cubrir el vacío dejado por las instituciones académicas mediante programas de Formación interna.
Para bien o para mal vivimos en la sociedad de la comunicación, en la que el medio es el mensaje y las formas resultan más importantes que el fondo. Aunque la percepción de los jóvenes sea que la experiencia es el factor más relevante a la hora de ocupar un puesto de trabajo, no lo son menos las habilidades de comunicación, de gestión de personas, etc. que también se valoran en un proceso de selección.
Ahora falta que los propios candidatos –en este caso los más jóvenes- tomen conciencia de lo importante que resulta mejorar sus habilidades y competencias, también para incrementar su empleabilidad.
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