El informe anual que Businessweek y Boston Consulting Group realizan sobre el estado de la innovación en el mundo plantea una serie de cuestiones recurrentes que permiten analizar evoluciones y aventurar tendencias.
Este informe se realiza a partir de una encuesta que, con periodicidad anual, se remite a directivos de más de 1.500 empresas de todo el mundo -39 de ellas españolas- preguntándoles sobre diferentes aspectos relacionados con la innovación en sus compañías y, con cuyas respuestas, se elabora también el ranking de las 50 empresas más innovadoras del mundo.
El 76% afirma que la innovación es una de sus tres primeras prioridades y, para el 24%, representa la primera prioridad de la dirección de su compañía
En el informe del año 2012, último publicado hasta la fecha, llaman la atención varias cosas: una, la mayor relevancia que ha adquirido la innovación en las empresas de las denominadas economías emergentes -los BRICS: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica u otros países de Asia y Sudamérica– respecto a la que le otorgan las compañías europeas y norteamericanas y, dos, la creciente importancia que los directivos de todas empresas consultadas vienen dando a los temas de innovación en los dos últimos años.
No en balde, el 76% de los encuestados afirma que la innovación es una de las tres primeras prioridades en su gestión y, para el 24%, representa la primera prioridad de la dirección de sus compañías.
Admitiendo que la moda es un factor más a considerar en el diseño de la estrategia de una organización, las respuestas sobre la importancia que las empresas están dando a los temas de innovación no parecen un gesto para la galería o un brindis al sol. Vienen avaladas por los presupuestos que estas mismas compañías dedican a proyectos de innovación y que se han incrementando de forma significativa durante el último año -con cifras de muchos millones de dólares- especialmente en los países de la deprimida zona euro, incluida España.
Para encontrar la razón de este esfuerzo inversor en momentos de restricción presupuestaria, basta hacer un somero análisis del entorno en estos países: altos niveles de bienestar, bajo crecimiento demográfico y crisis económica. Un cóctel que se traduce en un estancamiento del crecimiento de los mercados, cuando no en recesión. A esto hay que añadir la creciente competencia por parte de las empresas de los países emergentes, que hacen más difícil vender tanto en los mercados nacionales como globalmente.
Las alternativas pasan por ser más eficaces a la hora de vender, ser más eficientes a la hora de producir o reinventar el negocio
Por ponerlo en términos cotidianos, quizás muchos de nosotros nos hayamos hecho la pregunta siguiente: aunque el coche que me compré en tiempos de bonanza tiene ya sus años y, en condiciones normales ya estaría pensando en renovarlo, ¿cómo voy a meterme en ese gasto con la que está cayendo –o queda por caer- si es un buen coche y todavía funciona?
Esta reflexión que muchos de nosotros habremos hecho últimamente es una pésima noticia para los fabricantes de automóviles y para su amplísima red de proveedores, quienes necesitan seguir vendiendo para mantener sus negocios a flote.
Las alternativas que tienen las empresas para subsistir en una situación como la actual pasan por alguna de estas tres vías: ser más eficaces a la hora de vender, ser más eficientes a la hora de producir o reinventar su negocio.
La primera de las alternativas supone poder ofrecer nuevos productos más adaptados a la necesidad (sí, mi coche actual sigue funcionando, pero los nuevos ofrecen tales prestaciones que hacen ventajoso el cambio) o buscar nuevos clientes allí donde los haya (¿qué mercados no tienen las condiciones demográficas, de satisfacción y penuria económica que mantienen abatido al tradicional?).
La vía de la eficiencia se basa en la capacidad para reducir costes mediante la mejora de los procesos internos o acometiendo reestructuraciones que puedan aportar mayores economías. Por último, la reinvención, sea en el diseño de estrategias (¿qué puedo hacer distinto a mis competidores?), en dar con nuevos modelos de negocio o en ser capaz de crear mercados en los que la competencia resulte irrelevante, también aporta posibles soluciones a la difícil coyuntura actual.
En todas las alternativas la capacidad de innovar juega el papel central.
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