Crear relaciones productivas y duraderas, basadas en la cultura que marca los valores de la compañía, representa un reto para todos los profesionales que trabajan en ella.

No resulta fácil comprometerse a alcanzar unos resultados y a hacerlo de forma consistente, con integridad personal y aplicando los valores de la organización a la que se representa. La presión por conseguir resultados puede deteriorar nuestro comportamiento y la forma en la que interactuamos con otros. Pero, en el largo plazo, no hay duda de que las relaciones de calidad tienen un impacto muy beneficioso sobre la productividad personal y los resultados de la empresa.